Tuesday, December 30, 2014

Un deleite anual

Cuando me despierto al mediodía, por lo general como almuerzo de desayuno. Hoy en particular me provocaron hallacas. Como es tradición en mi casa, si hay hallacas en la nevera, no se cocina otra cosa. Amo las hallacas, amo el proceso de hacerlas y más aun el proceso de comerlas. La tragedia de chiquita era comerme uno los cubos de tocino que le ponía mi abuela a las hallacas. Por eso, cada hallaca de mi infancia necesitaba inspección y disección meticulosa con un tenedor.

Hoy en día soy vegetariana y no le pongo cochino a mis hallacas, así que la tragedia de mi infancia ha sido superada. No necesito inspeccionar mis hallacas porque sé exactamente qué hay en ellas. A mi mamá le queda la masa perfecta, y el guiso, aunque vegetariano, huele y sabe como Scanonne manda.  Siempre me han encantado los adornos y por lo general le pongo más de lo indicado. Encontrar almendras y aceitunas en cada bocado es mi parte favorita. Por lo general una hallaca es del tamaño de una mano, pero este año nos quedaron de todo tipo, grandes y pequeñas. Culpo las hojas de plátano, que aunque eran hermosas, estaban demasiado tiesas para cooperar conmigo a la hora de amarrar. Tuve que depender del papel aluminio un poco más de lo deseado este año, pero ni modo, no hay que darse mala vida cuando las cosas no pasan como deberían.

Las hallacas quedaron divinas, un poquito dulces porque se nos pasó el papelón, pero un deleite igualmente. Es uno de mis platos favoritos y creo que el tenerlo una sola vez al año añade a la anticipación de la divertida creación y el delicioso sabor.

-Vita Armador

No comments:

Post a Comment