Tuesday, December 16, 2014

Premonitorio Sueño

Era la mañana de un 30 de noviembre.  Me despertè contenta porque habìan comenzado mis vacaciones escolares.  El dìa anterior habìa sido la sesiòn solemne en mi colegio y como tenìa buenas notas, mi papà me regalò el libro de Las Mil y Una Noches.  Mientras daba vueltas remolona en la cama, recordè que esa noche anterior habìa tenido un sueño un poco extraño.  Para ese entonces mis padres estaban separados y mi mamà y yo vivìamos con una tìa abuela llamada Berta.  Mi papà vivìa,  en la misma ciudad, con dos de sus hermanas.

Se había previsto que este dìa yo lo iba a pasar con mi papà.  El sueño me daba vueltas en la cabeza y se lo cuento a mi mamà:  Era de noche, y mi tia Berta y yo íbamos en busca de una casa desocupada para alquilarla y mudarnos.  La cuadra por donde caminàbamos era larga y estaba medio oscura.  De pronto yo veo que hay una quinta, con su porche y la puerta de la calle abierta y estaba desocupada.  Le digo, tìa, tìa, mira, aquí està la casa y es linda. Yo iba agarrada de su mano y subimos unos escalones para llegar al porche y poder ver como era la casa por dentro.  Pero de pronto me detuve en seco, una figura etèrea, sin piernas, venìa flotando hacia nosotros.  Lo que distinguì era que vestìa algo como un bluson o camisa de fondo blanco con rayas anchas en azul claro.  Al ver aquello, sentì espanto (aùn hoy, escribiendo esto, lo siento) y  le digo, tia vámonos, vámonos.  Alli desperté.  Al contarle esto a mi mamà, ella me dijo, reza un padrenuestro y apùrate para que te alistes y vayas a donde tu papà.

Mientras me bañaba, recè el padrenuestro, desayunè, me vestì y mi papà me vino a buscar.  Luego fuimos a la casa de sus hermanas, me preparó unos linguinis que siempre me preparaba y eran deliciosos y despuès de comer me dijo que se iba de viaje por un tiempo.  Le dije, papi, llèvame contigo, pero me contestò, ahora no, pero despuès si vendrè a buscarte.
Cuando fue el momento de que me devolviera a la casa de mi tia Berta, me dio una carta para que se la entregara a mi mamà.  Eran aproximadamente las 3 de la tarde cuando me dejò, con miles de besos en la puerta de la casa.

Me puse a jugar en el patio y como a las 5 de la tarde, no recuerdo bien la hora, tocan a la puerta y veo a  alguien que habìa visito en casa de mis tìas paternas, hablando con mi mamà.  Le estaba diciendo que mi papà se habìa muerto.
Nos arreglamos y nos fuimos para la casa de las tias paternas, todavìa no lo habìan preparado.  La funeraria aùn no habìa llegado.  Estaba lìvido, con el rigor de la muerte y tenìa puesto un pijama blanco de rayas azules, tal como lo llevaba puesto esa figura que flotaba hacia nosotros en aquella casa vacìa.

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