Saturday, January 17, 2015

Desilusión

Hola mi querida Gloria,  mi querida yo.  Después de haber pasado por un tormentoso infierno de tristeza al ver que mis sueños no se harían realidad, después de llorar y llorar y ver las lágrimas de mi mamá sufriendo también,  he reflexionado, he pensado, fui donde mi madrina Rosa Margarita,  me quejé amargamente, lloré, pensé que no volvería a creer en nadie, pero los consejos de mi querida madrina, fueron un bálsamo para mi angustia.

Se que todos mis planes se vinieron abajo. Cumplidos mis 17 años obtuve  mi diploma de bachillerato comercial, Ya iba a comenzar a trabajar y mis planes eran de que  mi mamá y yo nos mudaríamos a un apartamento pequeño y lindo, las dos solas.  Pero nada de eso sucede; mi mamá se volverá a casar y a ese hombre lo odio.  No lo quiero, no me gusta. Vino a cambiar todos los planes que me había hecho. Me revolví de rabia, angustia, llanto, todo.  No sabíìa que hacer  Pero los sabios  consejos de mi madrina me hicieron ver que para mi mamá sería bueno.  Es un hombre conocido y la quiere y yo algún día me iré, viajaré, me casaré y ella quedaría sola.

Así que Gloria, mi otro yo, pienso en la mamá que he tenido.  Lo buena que ha sido, cuanto ha sufrido y ahora es el momento en que su vida cambie.  Que no siga madrugando para dar clases en colegios con alumnas impertinentes, llevando lluvia, sol y enfermándose. Abre tu mente,  tu corazón y piensa en ella.

Mientras vivas con ellos, disimula lo que no te gusta, ten tu espacio solo para tí.  Hazles compañías cuando sea necesario y trata de entender que esa persona jamás podrá llenar el espacio vacío que dejó tu papá, pero sí curarle las heridas que a tu mamá causó. Deja la soberbia, deja la antipatía y sólo piensa en lo feliz que podrá ser tu mamá de ahora en adelante.

Tu vida, que es la mía recién comienza.  Vendrán nuevos retos, amores, otras desilusiones, pero en este momento lo más importante es mi mamá. Esos son los consejos que doy de mi, para ti.

Thaitin Marin

Friday, January 16, 2015

El Rosario de las Animas

La casa solariega de mis abuelos en su tiempo había sido una casona hermosa.  Quedaba a varios kilómetros de Cartagena.  Recuerdo los años de mi infancia cuando en vacaciones se reunía toda la familia. Eran mis abuelos, mis padres, varios tíos y tías y en los meses de las vacaciones escolares nuestros padres nos enviaban para pasar alli esa temporada.  De todas mis tías era mi tía Lucía la única que nunca se casó.   Y según decían era un poco rara. Nos llamaba la atención que siempre vistiera de blanco y tuviese un rosario enrollado al cuello.  Muchas veces la veíamos con unas cartas del tarot en su cuarto y muchas veces la descubrimos hablando sola.
Cuando los abuelos murieron, la casa cambió, ya de solariega pasó a un caserón medio destartalado
Pasaron los años y todos los primos fuimos creciendo, unos entraron en la universidad, otras primas se ennoviaron y se casaron, menos yo  La tía Lucìa se quedó sola en aquella propiedad, sólo acompañada por Eufemia, la que siempre les trabajó y que debía de tener todos los años del mundo. No se volvieron a pasar temporadas felices ni nada por el estilo.
Un día recibí una carta de mi padre que me decía si podía pasar por la casa, pues la tía Lucía se había enfermado.  Para ese entonces mi mamá había fallecido y mi papá era muy anciano.
Como siempre le guardé afecto a esa tía a quien creía medio loca, pero que siempre me contaba cuentos y me peinaba las trenzas; hice un pequeño equipaje, tomé mi carro y desde Cartagena me fuí para ver que le pasaba.  El camino estaba todo descuidado, la maleza se iba comiendo el pavimento y luego al ver  unas pequeñas luces me indicaron que ya casi iba llegando, pues antes de la casa había un pequeño cementerio.
Cuando Eufemia me abrió la puerta me dijo, nena,  gracias que llegaste, acá las cosas no están bien. Subí las escaleras para buscar a la tía y en su cuarto la encontré arrodillada, con el rosario en las manos y mil cartas del tarot tendidas en el suelo.  Al verme me dijo, te estaba esperando, ellas te están esperando. Viendo sus ojos desorbitados me dí cuenta que la razón se había escapado de su mente.  La ví de pronto como nunca la había visto. loca perdida.  Quise hablar con ella, hacerla entrar en razòn, pero no lo conseguí.  Eufemia detrás de mi, gemía suplicante y aterrorizada.  Cálmate le dije, no pasa nada, pero si,  si pasaba, de pronto las cartas se elevaron en el aire, la puerta se abrió  y comenzaron a entrar una por una, envueltas en un manto, como un espanto,   las ánimas del purgatorio que venían a recoger lo que la tía les  había prometido, una sobrina. Aterrorizada, salté veloz, empujé a Eufemia, salí dando gritos, pensando que al llegar a la puerta de la calle y entrar a mi carro, la pesadilla habría terminado, pero ese no era el final.

Thaitin Marin
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Wednesday, January 14, 2015

Tú Y No Yo

Me encontraba en la hemeroteca haciendo una investigación para mi próxima publicación. Mis ojos desviaron la vista hacia el artículo contiguo y la foto que ví me dejó estupefacta. Era una foto mía de probablemente unos 18 años de edad; es decir, 40 años atrás. Lo curioso es que era una foto que yo jamás había visto. Las facciones eran idénticas a mis facciones; la única excepción era que en esta foto yo llevaba el pelo corto. Mi intriga crecía en forma desproporcionada ya que yo nunca tuve el pelo corto en mi adolescencia, pero ésa era yo, o si no mi hermana gemela.

Me detuve a leer la nota al pie de la foto y el artículo que la acompañaba para tratar de darle algún sentido a lo que se encontraba en aquél periódico de diciembre de 1975. Para mi estupor leí lo siguiente: "Artemisa Amoupulous, de 19 años de edad fue juzgada a cadena perpetua por su participación en los atentados de Tekeidefanes". El artículo relataba los hechos ocurridos en febrero del mismo año, las graves consecuencias del ataque, y la muerte de Sifros Lattarcuti uno de los autores del crímen. Concluía el artículo: "con la captura de Artemisa Amoupulous se cierra un amargo capítulo de la historia de nuestra hermosa isla."

Inmediatamente llamé a mis contactos con la policia. Necesitaba ayuda para encontrar a Artemisa y saber de sus orígenes. No me fue dificil. Tantas veces que los he ayudado con resultados de mis investigaciones me daban la "prebenda" de que me complacieran con algunos favores. Los resultados fueron que Artemisa había sido liberada después de 35 años de cárcel, pero seguía bajo control policial. Su dirección seguía siendo la isla de Tekeidefanes.

Cerré casa, hablé con mis familiares, mi oficina, hice maletas y tomé un avión en busca de una respuesta. Existe realmente un alter ego? es pura coincidencia? estamos emparentadas?

Del aeropuerto, alquilé una moto y me dirigí de inmediato hacia la dirección ofrecida. Sabía que estaba invadiendo la privacidad de un ciudadano pero la inquietud me mortificaba día y noche desde el día de la hemeroteca. Llegué en menos de 20 minutos ya que la isla es bastante pequeña y allí estaba alguien que podría ser cualquiera en el porche de la descuidada vivienda tomando un café. Haciéndome la loca me bajé y pregunté por una dirección cualquiera. Esta mujer, extremadamente flaca, y bastante envejecida simplemente me dijo: "Si de verdad buscas por una dirección pregúntale a otro, y si quieres saber si soy Artemisa la criminal, la respuesta es si. Estoy acostumbrada al desfile de turistas".

Su respuesta me dejó de una pieza, pero simplemente me hizo el trabajo fácil. Le pregunté si me podia acercar a los peldaños del porche y contestó "Si, ya no pongo bombas como antes, pero tal vez saque un cuchillo y te lo clave en el pecho". Por alguna razón supe que estaba simplemente fanfarroneando. De pronto su cara cambió cuando me empezó a detallar, se fue acercando poco a poco hasta que su cara estuvo prácticamente tocando la mía. Me tocó el rostro y aunque un poco incómodo no sentí miedo. Simplemente murmuró "Dios, era verdad".

36 horas mas tarde recogía mis cosas del hotel mientras las lágrimas rodaban desaforadamente por mis mejillas. Artemisa había nacido el mismo día que yo, en la misma ciudad. Aparentemente los médicos nunca le dijeron a mi mamá que había tenido gemelos. En aquella época no habían los avances de la ciencia para saber cuantos niños una madre podría estar gestando. Curiosamente, mi mamá siempre me dijo que su barriga conmigo había sido bastante grande para lo pequeña que yo fui. El médico cubrió la historia con la excusa de exceso de agua y peso innecesario. Artemisa y yo dedujimos que ella fue robada por el médico que nos trajo al mundo y entregada a unos mafiosos europeos que la educaron bajo la norma del crimen y del terror.

Curiosa como yo, hizo muchas preguntas en su juventud que la hicieron dudar de sus orígenes. Aprendía todo lo que veía y siempre lo hizo a la perfección con la gravedad que sus maestros eran criminales. A los 14 años ya había participado con sus "padres" en varios robos a mano armada. Era temeraria, cosa muy distinta a mi, ya que yo soy mas bien temerosa. A los 19 años se le presentó la oportunidad de un trabajo grande: participaría directamente en un atentado para robar todos los bonos y fondos de la isla. La cosa se les salió de las manos y 32 personas murieron.

Artemisa sufrió mucho en la cárcel porque su padre murió en el robo, y su madre murió un par de años después. Estaba completamente abandonada. Me contó que después de unos años de buen comportamiento, un guardia le regaló una cámara fotográfica, "me gustaba tomar fotografías así fueran de un agujero en la pared o de un vaso en el piso". Se me erizó la piel pensando en cuantas veces yo había tomado fotos de mis botellas de colonia en el piso con una lámpara reflejando la luz en la botella. A medida que hablaba notaba que era mucho mas lo que nos parecíamos de lo que nos diferenciábamos. Nuestras diferencias parecieran haber sido estrictamente circunstanciales.

Sentí una pena en mi alma al conocer a esta pobre mujer que pudo haber tenido una hermosa vida con una hermosa familia como la tuve yo. Esta pena nunca jamás me abandonará. Su frase de despedida cubrirá por siempre mi vida como una bocanada de fuego que te cubre el cuerpo. Con una semi-sonrisa susurró: "Tuviste suerte, pudiste haber sido tú y no yo"

Hansel Y Grethel

Al lado de un bosque muy grande moraban un pobre leñador con sus dos niños y su esposa, quien no era la madre de ellos. El niño se llamaba Hansel y la niña se llamaba Grethel. Tenían muy poco para comer, y cuando una gran hambruna cayó sobre esa región, no podían procurarse el pan de cada día. "¿Qué irá a ser de nosotros? dijo el esposo. ¿Cómo podremos alimentar a nuestros pobres niños, cuando ni siquiera tenemos para nosotros?"

-"Te diré una cosa, esposo"- comentó la mujer con torcido pensamiento, "mañana temprano al amanecer, llevamos a los niños a lo más profundo del bosque, y allí encendemos una fogata para ellos, y les damos un pedacito más de pan, y enseguida nos vamos a trabajar y los dejamos solos. Ellos no encontrarán el camino de regreso a casa, y nos habremos librado de ellos 

Los dos niños escucharon lo que su madrastra le decía a su padre. Grethel lloró amargas lágrimas, pero Hansel le dijo: "No te desanimes, todo se resolverá". A la mañana siguiente la madrastra les dió un pedazo de pan a cada uno y los llevó al bosque para que ayudaran a cortar leña. Hansel y Grethel guardaron el pan bajo el delantal, y mientras caminaban lo iban desmoronando tirándolo sobre el camino para poder encontrar el regreso a casa.  Después se detuvieron a cortar leña y a hacer una fogata. Los padres les dijeron que se quedaran allí que ellos continuarían buscando madera.

Hansel y Grethel se quedaron dormidos y cuando se despertaron estaban completamente abandonados. Con la luz de la luna trataron de seguir el camino a casa, pero no había pan en el camino, los pájaros se habían comido todas las boronas de pan. Perdidos encontraron una casita que parecía hecha de azúcar y pasteles. Adentro vivía una señora muy pobre y buena que amaba a los niños. Les ofreció casa y comida, y les dijo que se podían quedar con ella, que ella los cuidaría como si fueran sus hijos.

Los niños crecieron sanos y fuertes y después de unos diez años, caminando por el pueblo con su nueva mamá, se encontraron con un hombre viejo de largas barbas que pareció reconocerlos. Este se les acercó y les preguntó como se llamaban: "Hansel y Grethel, señor". El hombre se agarró el corazón y cayó de rodillas, pidiéndoles perdón. "Hijos, soy su padre, los abandoné, perdónenme. Ahora tengo muchísimo dinero y pueden tener todo lo que quieran. Regresen a casa".

Los hijos lo miraron, miraron a su nueva mamá quien comenzó a llorar pensando que perdería a sus hijos adoptados, pero Hansel le dijo a su padre: "Lo lamentamos señor. Vivimos con esta señora pobre que ha sido como nuestra mamá. No nos da dinero sino amor, y eso es lo único que necesitamos para ser felices."

Hansel y Grethel tomaron de la mano a su madre y partieron hacia su humilde casa la cual estaba siempre llena de amor y felicidad.





 

Mi amiga imaginaria

Siempre pensé que yo era hija única y como tal así era mi vida de niña solitaria.  Era mimada, sobreprotegida y mientras veía a las niñas vecinas jugando entre ellas,  a mí no me dejaban salir a ninguna parte. Por lo tanto, comencé a imaginarme que tenía una amiguita que me visitaba, hablaba conmigo, jugábamos juntas y cuando por las noches, después de acostarme, mi mamá cerraba la luz y la puerta de mi cuarto, ella aparecía. Cuando estaba frente a ella parecía que me estaba mirando al espejo. Era exactamente igual a mi y como tenía que ponerle un nombre, la llamé Gladys.

Poco a poco Gladys fue entrando más en mi vida diaria. Cuando salía con mi mamá, ella iba al lado mío, pero solamente yo la veía. Conversábamos en voz baja y ella me decía las cosas que debía hacer y que eran exactamente lo contrario de lo que mi mamá me decía.

No se que edad tenía cuando oyendo una conversación entre personas mayores me enteré de que cuando yo nací no venía sola. Junto conmigo nació otra niñita, pero no sobrevivió. Entonces pensé que esa amiga imaginaria era mi gemela. La quería mucho y la quise màs al pensar que era mi hermana gemela, la  obedecía en todo. Ella era la que mandaba, yo era la esclava, pero había cosas que no entendía. Por ejemplo, cuando íbamos por una acera y había un pobre ciego pidiendo limosna, yo le pedía a mi mamá una moneda para ponerla en el plato que el indigente tenía ante sus pies.  Pero Gladys, se agachaba y no sólo quitaba mi moneda sino todas las que estaban en el plato y se reía con malignidad. Si le decía algo me contestaba diciendo, "yo soy asì y tu tienes que obedecerme".

Un domingo ya un poco mayor mis padres me llevaron a la playa. Gladys y yo corríamos por la playa, metiendo los pies en la arena y sacando conchas. Gladys desenterró una, la abrió por la mitad y me dijo: "Esta mitad soy yo y esta otra eres tú. Tú tendrás siempre la mía y yo tendré la tuya. Jamàs podremos deshacernos la una de la otra mientras tengamos estas conchas.. Es un pacto para toda la vida". Yo guardé la mitad de la concha que era Gladys y ella guardó la que era yo. Siempre la llevaba conmigo, pero cada vez Gladys iba mostrando más maldad y yo comencé a tenerle miedo. No sabía que hacer para alejarla de mi, pero el pacto que habíamos hecho lo hacía imposible.

Una noche, había un alacrán detrás de una mesita de noche y ella lo tomó y se lo puso a mi mamá en el zapato, lo cual al mi mamá calzarse, la picó horriblemente. No habìa dia en que no hiciera algo malo, ponía sal o tierra en la sopa, ensuciaba la ropa lavada y mi tìa no sabía què pensar. Yo me sentía impotente, no podía hablar, pensaría que estaba loca. Mientras tanto yo, iba acumulando temor, ansiedad y culpa.

En la casa vivía con nosotros Jorge mi primo. Yo lo quería mucho. Cantábamos canciones de un cancionero y eramos buenos amiguitos. Gladys lo odiaba. Y un día, cuando Jorge estaba jugando en la puerta de la calle con otros muchachos, ella agarró un clavo oxidado lo clavó en una tabla y Jorge al brincar, lo pisó. A los 3 días murió de tétanos.

Ahora sí yo no podía seguir más. Hasta ahi llegaba mi paciencia. Entonces se me ocurrió algo. Busqué la mitad de la concha que era yo, y que ella guardaba en una caja junto con la que era de ella. Tomé un martillo y las pulvericé, pensando horrorizada qué pasaría. No pasó nada, Gladys desapareciò por siempre de mi vida.

Pero todavía ahora, cuando ya estoy bastante avanzada en edad, en las noches solitarias, siempre miro y miro por todos lados temiendo que Gladys regrese otra vez.

Thaitin Marin

Tuesday, January 13, 2015

La Bella Durmiente

Son tantos los cuentos que recrearon mi niñez y mi preadolescencia, que ahora no recuerdo todos.  Recuerdo La Cenicienta, Caperucita Roja, Blanca Nieves y los Siete Enanitos, La Bella Durmiente, Alicia en el país de las maravillas y otros tantos más.  Pero de todos estos, La Bella Durmiente era mi cuento favorito.  Me imaginaba el hermoso palacio y los reyes deseando tener un hijo y al fin su deseo les fue concedido y nació la princesa Aurora.  Todo el reino celebró con ellos el nacimiento de la princesita y como era costumbre en esos tiempos, aùn en la cunita le celebraron el compromiso con el hijo de un rey que se llamaba Felipe.  Llegaron las 3  hadas buenas  y le concedieron 3 deseos  una le concedió la belleza,otra, la de una voz melodiosa y cuando la tercera hada iba a concederle su deseo, llegó  la bruja maléfica y con su maldad le auguró que cuando cumpliera 16 años se pincharía un dedo y quedaría dormida para siempre. Las hadas buenas gritaron de horror y Maléfica se fue. Las Hadas buenas suavizaron la maldición, diciendo que podría despertar cuando un príncipe le diera un beso.

Así pasaron los años.  Aurora cumplió 16 años y un dìa subiendo a la torre vio una rueca de hilar y se puso a tocarla y se pinchó un dedo y quedó como muerta.  Los reyes lloraron, el reinado enluteció y después de varios días la pusieron en una urna de cristal y la llevaron a la cripta.

Así pasaron los años y un dìa, el príncipe Felipe fue a visitar la urna de la que supuestamente hubiera sido su esposa.  La vió tras el cristal, tan hermosa, como si estuviera viva.  Sintió tal emoción, que se inclinó sobre ella y le dió un largo beso.

Se supone que ahora Aurora abriría los ojos y volvería a la vida, pero no, Aurora sí abrió los ojos, pero alzó los brazos, agarró al príncipe por el cuello y lo estranguló.

Thaitin Marin

Monday, January 12, 2015

Cristales Del Sol

Eran las 12 del día y el sol calentaba mas de la cuenta. A sus 66 años Lance y Harriet se encontraban en frente del jardín producto de la labor que había comenzado 50 años atrás cuando era tan solo unos adolescentes.

Desde pequeños estuvieron intrigados por la historia y por los hilos que el destino tejía, interactuando con los Cristales del Sol frecuentemente y revisando toda la información almacenada por sus ancestros. Mientras tocaban los delicados vidrios recibían la chispa inconfundible de sus antepasados permitiéndoles almacenar toda la data que le había sido traspasado por sus padres, quienes a su vez lo habían recibido de sus predecesores.

El jardín enfrente de ellos era la culminación de este arduo trabajo.

Todo comenzó en el año 2094, mismo año de nacimiento de Lance y Harriet, cuando se reveló el descubrimiento de Mente Sagaz, instrumento que podría almacenar todos los testimonios de quien se sometiera a su proceso de extracción siempre y cuando este proceso se hiciera simultaneamente con un descendiente directo llevando el mismo ADN.

Adrián, de 80 años y en bastante buena salud decidió efectuar el proceso con sus nietos gemelos que acababan de nacer ya que tenía la aprobación de los padres de éstos. Así Lance y Harriet absorbieron en sus cerebros tras el innovador proceso, toda la información de su abuelo, mas papeles y evidencias que Adrián les dió y que  había heredado de su papa y de su tia y abuela paterna.

Ahora en este hermoso jardín, completamente en sincronización con los Cristales del Sol, estaban compiladas las vidas de todos los seres que habían llegado antes que los gemelos y que permitirían a esta unida pareja de hermanos traspasar a su descendencia en forma directa, el aprendizaje ocurrido a través de cientos de siglos.

Año 2.150

Pedirme que me imagine cómo sería la vida de una pareja en el año 2.150, es algo imposible para mi.  En este momento, que voy a cumplir 86 años, que me siento cansada y con ganas de tomar mis bártulos y pidiéndole a Dios que  me permita marchar, nada se me ocurre para esos años.  Me imagino que habrán viajes entreplanetarios,  que seremos visitados por seres de otros planetas, que se le habrá ganado la lucha al càncer, sida y otras enfermedades, pero a lo mejor se tendrán otras.
Que cómo me imagino las parejas de esa época? El romanticimos sería cosa cursi de un lejano pasado. Los hijos serían concebidos en probetas,  nadie contemplaría la luna como ahora la contemplamos, todavía en algunos casos diciendo:" Luna, dame pan que tus hijos no me dan", pues eso serìa como cantarle a un país lejano algo así.
Y también me pregunto, si no sabemos que pensar y hacer en estos momentos, cuando la vida se está terminando, cuando las arrugas cada vez más se plantan en nuestro rostro, cuando la piel va colgando como lámparas sobre nuestros huesos, cuando vamos dìa a día perdiendo la visión, la esperanza y la razón de ser, para qué pensar en un largo y lejano futuro que jamás podremos ver?

Thaitin Marin

Sunday, January 11, 2015

El Mar

Desde que tengo uso de razón he adorado al mar.  Como soy del signo acuario pensé que mi elemento era el agua, pero no, es el aire.  el elemento de los acuarianos, pero cuando mis ojos ven ese hermoso ma, donde quiera que esté, mi alma se llena de una inmensa felicidad.

Desde pequeña correteaba por la orilla del mar en Cartagena, recogiendo las conchas que las olas iban dejando, recreándome con el azul claro de la orilla y el verde intenso a medida que mi vista iba surcando su inmensidad.  De noche me dormía con el ruido de sus olas golpeando las rocas en El Cabrero, donde pasè una temporada en casa de mi tía Mercedes.  Sentía cómo ondeaban las palmeras y con ese susurro me dormía y con el bravo oleaje de la mañana me despertaba.

Pensaba en los seres que habitaban su profundidad y querìa sumergirse en ese lìquido azul y hundirme en su inmensidad. Qué podrìa decirle a esos seres de fantasía que albergaban  allì? En algunos momentos de mi romántica juventud, quise entrar en sus aguas, hundirme y quedarme allì para siempre, confundirme con sus algas, encontrar a las sirenitas y quedarme allí, muy quieta, con los cabellos revueltos en la corriente y el alma llena de felicidad.

Thaitin Marin
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Mi vida con agua

* Me tomo por lo general seis o siete litros de agua al día. Vivo con una botella encima y sufro terriblemente cuando se me olvida.
* Cuando era chiquita, casi me ahogo en la playa a causa de una mujer que no sabía nadar. Me traumatizó principalmente porque me hizo agarrarle miedo a algo que antes amaba. Lo superé unos años después.
* Me gusta ducharme con agua fría porque lo uso como ejercicio mental para aprender a controlar mis impulsos.
* Me gusta la lluvia cuando hace calor. Ese clima causa que la humedad sea casi palpable, y me hace sentir inexplicablemente a gusto.
* Alguien una vez me dijo que si te lavas la cara con agua helada mientras aguantas la respiración en las mañanas, la cara se te deshincha más rápido. No sé si es verdad, pero lo adopté como parte de mi rutina matutina. Había mención de focas también, pero se me escapa qué relación tenían con el cuento.
* Cuando sofrío vegetales, o frío un huevo, uso agua en vez de aceite.
* Amo las piscinas pero no he aprendido a amar la natación, principalmente porque no se respirar eficientemente y me canso nadando 25 metros.
* Me aterra un poco bastante estar en barcos en el medio del mar cuando no puedo ver ni un trocito de tierra a lo lejos.
* Mi niñez está llena de amenazas de embolias si no esperaba media hora antes de entrar a la piscina o playa después de comer. Mi abuela es extremista y está convencida de que cualquier contacto con el agua (excluyendo beberla) después de comer lleva a la muerte porque un tío abuelo o no sé quién una vez se murió después de meter los pies en una ponchera de agua al finalizar su almuerzo.
* En la piscina del colegio solo me podía lanzar del trampolín alto si seguía rápidamente a otra persona. El agua sin movimiento me inquietaba de una forma que solo calmaban las burbujas que provocaba la caída de mi antecesor.
* Me siento en paz cuando tengo algún cuerpo de agua cerca, y la vida se ha encargado de situarme a menudo cerca de uno.  En Tailandia, Bariloche y Taupo vivía cerca de un lago. En La Romana vivía en toda la costa, al igual que durante los últimos meses que viví en Nueva Zelanda. Presentemente vivo en frente de un lago que además no puede tener mejor nombre que el efecto que me causa su proximidad. Serenidad.

-Vita Armador

5 Minuticos Mas

Alli estabamos mi mama y yo, de medico en medico desde la temprana edad de dos anos. Un asma cronica me limitaba mi pequenita existencia y preocupaba a mi mama al punto que pensaria que me iba a morir. Entre auscultaciones, rayos X, pruebas anti-alergicas, medicinas, y ciertas limitaciones me pase la infancia.

Siempre habia sido muy inquieta y mis juegos favoritos con mis amiguitos vecinos eran "la ere" o "el escondite" que implicaban correr, "frio o caliente" que implicaba brincar de un pequeno muro, saltar cuerda y todo aquello que implicara movimientos explosivos. Sin embargo, el precio a pagar era siempre un ataque de asma que generaba encorvarme para poder respirar, un silbido tan agudo como el de un tren y la preocupacion de todos los que me veian.

A los 8 anos algun medico le dijo a mi mama que la natacion era el mejor ejercicio para mejorar la actividad respiratoria. Esto fue uno de los mejores regalos que ningun medico me haya dado y fue una bendicion para mi. Mi mama me metio en clases de natacion particulares 4 veces a la semana. Como mis clases en el colegio eran manana y tarde, el transporte me llevaba a la piscina al mediodia lunes, miercoles y viernes, y me iba a buscar alli, para regresar al colegio. Nadaba por una hora los dias de semana y por cuatro horas los sabados en la manana. Parte de este horario era compartido con gimnasia artistica lo cual me fascinaba tambien, pero mis horas en el agua eran magicas. Sentia que absorbia el agua a traves de cada uno de mis poros formando un solo elemento y que el cloro penetraba mi piel al punto que 50 anos mas tarde el estar cerca de ese olor producido por el agua clorinada me da una sensacion de felicidad dificil de describir.

Mi mama y sus amigas programaban a menudo visitas a clubes los sabados para pasar el dia con los ninos. Alli estaba yo de primera en entrar al agua y de ultima en salir. Cuando mi mama se acercaba a decirme  que era hora de irnos, yo le decia "5 minuticos mas" y me iba a recorrer el agua absorbiendola intensamente para llevarmela conmigo hasta la proxima vez.

En la playa la situacion era parecida hasta que en unas vacaciones en las hermosas playas de Osma una ola me revolco de tal manera que casi me ahogo. Nadie noto este incidente el cual me provoco una tos para expulsar el agua por casi media hora, Yo tendria unos 12 anos y desde ese dia le otorgue al mar todos mis respetos. Si habian olas, mi simbiosis con el mar estaria llena de cautela y siempre, cuando tenia la oportunidad de escoger entre la playa y la piscina, esta ultima ganaba para mi propia satisfaccion.

Una vez que tuve mis hijos les traspase esa pasion por el agua con acampadas a orillas del mar y clases de natacion desde que eran bebes. En mi decada de los 40 tuve la oportunidad de comprar una casa con una piscina bastante grande. Mis hijos y yo haciamos toda clase de competencias, incluyendo nuestras propias olimpiadas. Durante el verano entrabamos a nadar a las 8 de la noche hasta aproximadamente la una de la manana, saliendo mi esposo a chequearnos de cuando en cuando para asegurarse que no nos habia dormido o ahogado. Hoy por hoy a mis nietos disfrutan el agua como si estuvieran en el propio paraiso y aunque las oportunidades no son muchas, los llevo cuando se puede a la piscina a pasar las mas estupendas de las horas.

El correr se convirtio en mi actividad fisica predilecta una vez que aprendi a controlar el asma al principio del ejercicio; ahora podia hacer lo que de pequena me estuvo siempre limitado. Tambien es una actividad mucho mas practica que la natacion porque solo requiere de  un par de zapatos y de ninguna instalacion especifica, pero cuando alguna lesion me ha sacado de juego, regreso a la piscina, al agua clorinada, y a pasar horas absorbiendo el agua y el cloro a traves de mis poros hasta que me tengo que salir solo porque tengo algun compromiso programado. En ese momento cierro los ojos y escucho a mi mama diciendome "Lizzie, es hora de salir de la piscina"; y dando una ultima vuelta me digo a mi misma "5 minuticos mas".

Invitaciòn a un Safari en Africa

Desde hace más de una semana un grupo de amigos me estaba insistiendo en que me uniera a ellos para participar en un Safari en Africa. Fueron a mi oficina y llenaron mi escritorio de todos los folletos habidos y por haber sobre las bellezas de ese continente. Yo nunca me he interesado mucho en el turismo de aventura, pues solo pensar que un escorpión pueda estar enredado en mis mantas me aterra. Cada vez que ellos insistìan, cada vez que yo sentìa la necesidad de decir que no, que lo iba a pensar, etc. etc.

Esa noche en mi casa me puse a revisar los folletos de viaje. De verdad me impactaron las bellas imágenes que presentaban. Esas extensas llanuras, ese cielo azul, los hermosos atardeceres,  y recortados allì esos àrboles espinosos. Aparte ver en persona a los nativos, sus costumbres, su manera de hablar, y los majestuosos  leones, de los cuales sentìa admiraciòn,  pero para verlos en el papel.

Despuès de haber repasado todos aquellos catàlogos de viaje, dormì muy mal. Me sentìa cobarde, que estaba rompiendo el grupo de amigos, que los estaba defraudando. Por la mañana, me levantè, fui a mi cocina brillante como una patena, preparè un cafè express en mi aparato de lujo y me di cuenta, que yo era una persona de cuando viajaba, solía bajar en un hotel 5 estrellas, de sentir el lujo a mi alrededor, de saber que todo està impecable y en orden y me llenè de valor, para al llegar a la oficina llamar al dirigente del grupo y con mi voz màs suavecita, pero firme, decirle que todo lo que habìa visto en los folletos era hermoso, que sabía todo lo que se disfrutarìa de algo tan maravilloso, pero que yo, desafortunadamente, no iba a participar.

Por lo tanto, no tengo ningùn recuerdo de viajes a Africa, ni que pude recorrer el maravilloso National Tanzania Park,  ni Serengeti, ni esos otros tantoso lugares que aparecìan en los folletos. Posiblemente en algùn momento me arrepentiría, pero hoy por hoy, soy una cobarde y comodona persona.

Thaitin Marin

Saturday, January 10, 2015

La Libertad De Correr En Las Puertas Del Infierno

Después de correr el maratón de Seychelles me permití acercarme a Kenia, lugar exótico en el mundo que siempre habia deseado visitar para hacer un safari. Darrell y Floyd, triatlonistas y amigos míos, habían recorrido toda Africa en bicicleta y la experiencia habia sido maravillosa. Ellos me guiarían para hacer mi soñado safari, el cual implicaba para mi conocer la región y sus imponentes animales, observarlos en su propio territorio en vez de verlos como los he visto en el pasado: encerrados en jaulas de zoológico o atados a cadenas para turismo en Asia. El viaje sería distinto al de los pocos conocidos mios que han viajado a Africa con el único fin de cazar animales, práctica o "deporte" que yo absolutamente desapruebo.

Nos fuimos a Nairobi por cuatro dias y paseamos por los alrededores del lugar. Visitamos a unos amigos corredores lo que nos permitió conocer la historia, cúltura y tradiciones de los Masai. La última actividad de nuestras vacaciones sería mi sueño: un safari a pie sin contratar a ningún grupo turístico. Asi podríamos tener la libertad de proceder a nuestro parecer.

Nos dirigimos al Parque Nacional Puerta del Infierno el cual queda apenas a dos horas de la capital. Una vez en la puerta del parque tomamos la primera y mejor decisión del safari, hacerlo corriendo en las partes que se pudiera y caminando aquellas donde el trote fuera una dificultad. Lo hubiéramos podido hacer en bicicleta pero correr era definitivamente la actividad que mas nos gustaba a todos los de nuestro pequeño grupo.

A medida que nos fuimos adentrando en el parque se me hacía difícil creer lo que mis ojos veian, las columnas de basalto eran tan impresionantes que me sentía en un planeta diferente. Las caminerías por donde podíamos correr me quitaban el aliento y no precisamente por ir rápido. La belleza era absoluta, nada de lo que había experimentado en mi vida.

Estoy acostumbrada a correr y encontrarme ciclistas, corredores, peatones, peatones con coches de bebés, patinetas y carros, pero encontrarme y correr entre jirafas, alces, búfalos, cebras y millones de pájaros fue una experiencia que no cambiaría por nada. Una vez mas, me pregunté el por que de la necesidad del ser húmano de acabar con estas hermosas criaturas para satisfacer un placer sin sentido.

Este viaje a Kenia no solo me dió el placer de visitar el territorio donde se encuentran los corredores mas rápidos del mundo y experimentar el efecto de correr a gran altitud, sino que me reafirmó la obligación que tenemos para con nuestro planeta de preservar la vida de estas especies.

Mi mayor experiencia en medio de este paraíso tropical fue la libertad de correr en las puertas del infierno.

Un día largo

Querido diario:

Estoy bastante cansada pues hoy tuve un día muy ajetreado. Mi mamá está de viaje y Christopher estaba siendo tan flojo como de costumbre, así que tuve que madrugar a darle de comer a los animales y a ordeñar nuestras vacas.

Las clases estuvieron bastante aburridas y nos devolvieron el examen de biología, en el cual no salí muy bien que digamos. Odio las ciencias, no hay manera de que me entren en la cabeza. Prefiero hacer cien exámenes de matemáticas que uno de ciencias. No me gusta esa materia para nada.

Estaba medio deprimida por mi nota, pero cuando llegué a la casa me dió la bienvenida un delicioso olor, y sabía que la señora Pancha había horneado algo suculento. Me sirvió un gran trozo de torta con un vaso de leche, y me levantó el ánimo su mera presencia. La señora Pancha tiene una personalidad bastante peculiar, nos regaña mucho, pero siempre lo hace con amor. Hoy se dio cuenta de que andaba desanimada y se encargó de distraerme contándome de su día.

Luego de la merienda vino el veterinario y lo acompañamos a inspeccionar a Katana, uno de nuestro caballos. Ha estado inapetente desde ayer en la mañana, y estábamos preocupados por su bienestar. El veterinario dijo que nada parecía estar mal, pero se llevó una muestra de sangre para su laboratorio. Tendremos que esperar un par de días a ver los resultados.

Antes de hacer mis tareas ayudé a la señora Pancha a darle la cena a los animales. Los perros parecían especialmente hambrientos hoy. Tanta corredera por la pradera los deja exhaustos y con un inmenso apetito. Christopher por supuesto no quizo ayudar, y se quedó encerrado en su cuarto haciendo quién sabe que. A veces ese niño me saca la piedra.

Ahora me falta un poco de tarea y después a dormir, estoy muerta.

Hasta la próxima entrada.

-Adelina

Friday, January 9, 2015

El Pastel De Frutillas

Querido Diario: Esta mañana era la niña mas feliz del mundo pero Tobi se encargó de arruinar mi día.

Después de ayudar a mi mamá en la casa, me puse mi lindo vestido rojo, me arreglé mis bucles y me puse mi lazo preferido que combina muy bien con mi vestido. Salí a buscar a Anita porque queríamos recoger frutillas silvestres para un pastel que mi mamá me iba a a ayudar a hacer para llevarle a los chicos. Nuestro plan era llevarle el pastel sabiendo que no podrían resistirse a la tentación de comérselo. Cuando estuvieran a punto de lanzarse a el, yo les diría que el pastel sería todo de ellos si nos aceptaban en El Club Secreto. Esta vez seguro que nos dejarían entrar.

Cada una tenía una cesta, así que podríamos recoger todas las frutillas que quisiéramos. Mientras recogíamos zarzamoras, mi frutilla favorita, jugábamos y cantábamos. También recogimos fresas y frambuesas. Al final de como una hora, las cestas estaban tan llenas que se nos empezaron a derramar. Contentísimas por nuestra cosecha, decidimos regresar a casa y solo pensábamos que al fin los chicos cederían a dejarnos entrar en su club.

Casi ya al llegar, nos encontramos a Tobi y a Fito. Nos preguntaron qué llevábamos en las cestas y al decirle frutillas se fueron diciéndonos que éramos unas niñas tontas. Al alejarse, Anita les gritó que los tontos eran ellos, y que ahora no le haríamos ningún pastel. Tobi se volteó y preguntó: qué pastel? Anita apurada contestó: Un pastel de frutillas para que nos dejen entrar en El Club Secreto.

Yo quería pegarle a Anita porque había revelado nuestro plan, pero mas fúrica me puse con Tobi quien se tiró al piso a reírse y burlarse de nosotras arruinando mi hermoso día cuando nos dijo: “Acuérdense del cartel que está a la entrada del club: NO SE ACEPTAN MUJERES.”

Te escribo mañana,

Tu Pequeña Lulú

- Urrutia Del Palmar

Congoja

Querido Diario, acá me tienes esta vez, plasmando en tus hojas todo lo que siente mi corazón. Cómo puede ser posible que después de tantos años de amor, hoy me encuentro sola y abandonada? Mi amor de tantos años, el hombre que me juró que siempre me amaría, el ser con el cual compartí tantos años de ternura, pasión y amor, hoy me haya dicho, sin tener en cuenta mis sentimientos, que ya no me amaba más.

Le dí los mejores años de mi vida, compartí sus sueños; cuando estaba triste, lo consolé,  cuando estaba alegre compartí su alegría y ahora, sin pensar como hería mi corazón, se marchaba para siempre.

Miré a mi alrededor y vi mi saloncito, con los muebles que compramos juntos, con las cortinas,  con las plantas, recordando la alegría con la cual celebrábamos nuestras reuniones familiares, y ahora tendría que seguir sola con mi amarga tristeza.

Cómo sería mi vida en adelante? Me sentia culpable porque no pude darle hijos, esos hijos que él deseaba y que seguramente ahora podría tener con otra relación. Tal vez habría fallado en otras cosas de las cuales nunca me dí cuenta. Miro por la ventana y el cielo cuajado de estrellas parece decirme que ya jamás volveré a contemplarlo en su compañía.

Ahora tendría que llenarme de coraje y comenzar a decirle a mi familia y a mis amigos que mi matrimonio terminó. Que no era cierto la felicidad que yo mostraba. Era todo una farsa que yo misma  me imaginaba.  Pero, sería posible que él me hubiera dejado de amar? Todavía recuerdo sus besos y sus cálidos abrazos y los momentos de ternura que compartimos.

Es que la vida es solo eso? Una comedia? algo que pensamos que es y en realidad no es? Cómo llenaré el vacío que ha quedado en mi alma?

Las lágrimas inundan mis ojos.  No puedo seguir escribiendo, pues el papel se humedece con ellas y mi corazón y mi alma se llenan de amarga congoja.

Thaitin Marin


Thursday, January 8, 2015

Revista de Louvenciennes

Tenía 16 años y me encontraba correteando con mi amiga Claudine por los hermosísimos jardines del château de Louveciennes. Como damiselas de la condesa Du Barry, podíamos hacer lo que nos viniera en gana, teniendo muchísima mas libertad que otras damiselas de otras cortes.

Jeanne, como ella nos permitía llamarla, provenía de familias mundanas, si se quiere plebeyas, y su personalidad era exageradamente franca especialmente cuando no estaba bajo el asedio de la nobleza. Aunque ella sabía comportarse muy bien en la alta sociedad, mostraba desdén por el protocolo de la corte. Con fines meramente políticos, adversarios del rey la montaron en la aristocracia, casándola con el Conde Guillaume Du Berry con el solo propósito de convertirla en amante de Luis XV. 

A nosotras nos fastidiaba inmensamente la política y los chismes de palacio, y Jeanne, diez años mayor que nosotras, nos tenía profundo aprecio y sentía que el tiempo que pasaba con nosotras eran los únicos instantes de sus días donde podía ser quien quería ser.  Cada mañana después del desayuno gritaba: "Paulette, Claudine, hora de aprender cosas importantes". Claudine y yo sabíamos que en vez actuar como asistentes de la corte o de pasar horas aburridas tocando el violín, trabajaríamos en una cantidad de tareas que la Du Barry había aprendido antes de entrar en los mundos del rey y que a las tres nos fascinaba; tareas que ninguna dama que se moviera en los círculos nobiliarios en 1770 soñaría en hacer: peluquería y modas.

Jeanne nos enseñaba una cantidad inconmesurable de peinados, ornamentos y estilos que horrorizaban a la servidumbre la cual era cómplice de nuestras faenas. Igualmente, como la condesa tenía tantos vestidos, nos enseñaba a modificarlos agregándoles mangas y cuellos desproporcionadas, adornos y bordados de extremos contrastes, piedras y artefactos metálicos, diciendo: “si se arruina uno me darán dos nuevos”.

Para exhibir nuestras creaciones, invitábamos a una revista con merienda a los jóvenes insensatos de nuestra alta sociedad. Claudine y yo, con la audacia que nos caracterizaba, desfilábamos con toda clase de artilugios en la cabeza y con emperifollados trajes que para cualquier conservador la bufonada representaría mas bien un circo de paso por la comarca.

Eran tardes veraniegas, en las que entre ponche y ponche, con baguettes y preservas de espárragos, alcachofas, pepinillos y guisantes, nuestros amigos se carcajeaban hasta el cansancio, nos burlábamos del establishment y simplemente disfrutábamos de la libertad de los jardines del château con nuestra “Revista de Louvenciennes”.

Wednesday, January 7, 2015

Solo un sueño

No se que me ha pasado siempre, pero cada vez que oigo los acordes del jazz, relámpagos de recuerdos pasan por mi mente.  Por qué adoro tanto esa música?.  Por què siempre he ha gustado leer novelas y me han fascinado los  años 20?  Claro que yo nací casi terminando esa década y en una ciudad sin el glamour que podrían tener Nueva York o Chicago,  pero mis reminiscencias me vienen de antes. Será que en mi otra vida, yo estuve presente en ese tiempo?

Me veo alta esbelta, elegante,  vestida de seda y compartiendo con escritores de la época como F.Scott, y otras personalidades interesantes, cuando ya la época permitía a las chicas sentarse en un bar y beberse un cocktail, hablando de todo y sobre todo con la música de fondo del jazz. Cuando bailábamos y me tenía en sus brazos, yo sentía que estaba cerca de las estrellas.

Mis recuerdos me llevan al mes de Septiembre de 1929 y al rostro de Robert. Un hermoso otoño, con las hojas de los árboles cambiando de color y mi corazòn repleto de amor.  Me siento locamente enamorada y pienso que él también me ama. Teníamos planes de amor y de compartir una vida.

Sin embargo, era difícil que su familia me aceptara. Yo trabajaba en una revista como reportera y él era un aristócrata, play boy millonario, quien manejaba la inmensa fortuna familiar. Jamás habrían permitido que una insignificante personita como yo, entrara en esa aristócrata familia, pero a pesar de eso, en mi imaginación me veía casada con èl, compartiendo su vida, viajando con èl, creando una bella familia. Nuestros encuentros, casi a diario,  me hacían sentir que èl  podría vencer las ideas de su familia. Al menos asì me lo repetía una y mil veces, en nuestros románticos encuentros.

Pero la vida tendría otros planes para nosotros. En el mes de octubre, las bolsas se derrumbaron,  llegó el crack del 29 y las grandes fortunas colapsaron. Robert no lo soportó y tres días después amanecía muerto en su cama con un disparo en la cabeza.

Thaitin Marin

Un toque de verde

Mi paisaje está en movimiento. Estoy en el autobús, camino a la universidad, y miro por la ventana todo lo que me rodea. El día esta nublado como es de costumbre por estos lares, y los árboles están hermosamente frondosos.

He aprendido a apreciar el clima de esta zona, sobretodo por lo que aporta a la belleza natural. Las lluvias perpetuas hacen que todo sea constantemente más verde y por ende más atractivo para mis ojos. He aprendido también a apreciar las nubes, pues su presencia significa que el clima estará un poco menos frío (decir "más caliente" sería una exageración). Con lo mucho que amo el sol, prefiero no verlo durante el invierno. Sus rayos significan un frío que te penetra los huesos, así que lamentablemente prefiero su ausencia.

Me encantan los árboles de todo tipo. Los frondosos llenos de vida y los que duermen por el frío me parecen bellos por igual. Aquí los hay por todos lados y amo vivir en un sitio que ha hecho un gran esfuerzo por preservar su hermosa naturaleza.

El autobús me pasea de una ciudad a otra, entre edificios y autopistas, carros y gente, pero siempre hay un toque de verde, un toque de vida entre todo lo demás, que satisface mis ojos y me hace sonreír desde lo mas profundo de mi pancita.

-Vita Armador


Tuesday, January 6, 2015

Paz Invernal

Estaba en el centro de la ciudad en una hermosa mañana de invierno. Los ventanales del edificio donde me encontraba eran amplios y permitían detallar la fascinante arquitectura de los rascacielos.

El azul del cielo era de esos azules límpidos, claros y brillantes, indicando un día seco y frio. Con la excepción del resplandor de la bóveda cerúlea, los colores brillaban por su ausencia. Era esa estación del año donde los marrones dominan el paisaje.

Entre la poca naturaleza que podía observar en medio del concreto, se encontraban una multitud de árboles dormidos con sus hermosas ramas desnudas. Allí estaban ellos, firmes, alineados en las aceras disfrutando su dormitar, esperando tal vez que en un par de meses sus hojas volvieran a crecer para dar inicio a una nueva vida y un nuevo ciclo. La larga fila se perdía de vista, y uno por uno se iban haciendo cada vez mas pequeños a medida que se alejaban de mi punto de referencia.

Algunas de las edificaciones tenían jardineras con plantas, que con su verdor, burlaban el invierno y podrían hacer creer a cualquier transeúnte que la estación era alguna otra permitiendo una frondosa vegetación.

Una gaviota que se encontraba en el sobretecho del primer piso del edificio donde yo estaba, detallaba curiosa de un lado a otro sus alrededores. Otra gaviota estaba sentada en el techo del corredor que iba al edificio contiguo. Otra planeaba en semicírculos a lo lejos. Me hizo recordar que a pocos kilómetros de distancia estaba la bahía que tanto atraía a estas bellas aves. Cuando me alejé del ventanal escuché el canto de los gaviotas y no pude sino sonreir. El canto de los pájaros en general es uno de mis sonidos favoritos, pero entre todos, el de las gaviotas en particular, es mi sonido predilecto.

A pesar del ruido y tráfico de los carros, la escasa pero serena naturaleza transmitía esa tranquilidad, paz y sosiego que solo el invierno inspira en el alma.

- Urrutia Del Palmar

El paisaje de hoy

Hoy es 6 de enero de 2015.  Me despierto con frìo y siento que està lloviendo.  Me encanta el sonido de la lluvia cuando cae sobre el tejado del estacionamiento.  Me levanto y me baño.  Ya vestida con una batica de entrecasa, recojo pequeños desòrdenes que ha dejado mi nieto Mauricio, lo despido y se va.  Entonces voy a la ventana la abro y me encuentro con una cortinita de lluvia cayendo sobre los àrboles, empapando y haciendo brillar sus hojas y siento en el alma un especial encanto.  Miro hacia el frente, hacia la colina de Cerro Verde y apenas la veo, la neblina la oculta como un un velo de tul.  Quisiera ser un ave y volar a travès de la ventana y adentrarme en ese cerro, jugar con las guacamayas que en este momento estàn escondidas por la lluvia y hacer planes con ellas, para que, cuando el sol vuelva a aparecer y ellas comiencen su alegre algarabìa, alzar el vuelo, libre y veloz  sobre la hermosa Caracas, bajo su cielo  azul  y volar, alto, muy alto, perderme  en la lejanìa,  recrearme con las verdes y onduladas montañas, y seguir volando hasta llegar a las cumbres del hermoso Avila.

Una vez allì, sería posible traspasar el cielo y llegar más lejos aún para buscar el càntico de los angeles y la imagen de Dios?

Thaitin Marin

Monday, January 5, 2015

Zulio y Filena

Zulio se había criado, como todo Sagitario en Quilojua, para ser arquero en el ejército del reino. En esa lejana tierra, donde el zodíaco era ley y religión, tu signo dictaba tu futuro. Niños eran criados por sus padres hasta los ocho años y luego se formaban en instituciones del estado. Se les permitía ver a sus familias una vez al año por dos días, pero de resto no interactuaban con personas de otros signos en lo absoluto. Zulio estudiaba con otros Sagitarios bajo la tutela de Sagitarios. Recibía una educación completa, pero desde los trece años se concentraban mayormente en arquería.

Quilojua estaba en guerra declarada contra Lieruvia, y ahora que Zulio tenía dieciocho años, iría a defender la frontera al noreste del territorio. No tenía mucho que lamentar ni mucho que temer, pues ese era el destino para el cual había sido criado. No conocía alternativa alguna. Eso fue hasta que conoció a la hermosa Filena.

Filena era Libra y de naturaleza rebelde. Como su signo indicaba era responsable por el balance del estado y por eso había sido criada para dedicarse a las leyes. Ella siempre había querido aprender más, y constantemente se metía en problemas por escapar de su institución para explorar las tierras que la rodeaban. El castigo por desobediencia de cualquier tipo era el exilio, pero Filena tenía un encanto sobrenatural que le permitía salirse con las suyas de vez en cuando.

En una noche típica de exploración, Filena se topó con la institución Sagitario y se armó de valor para entrar. Había oído que los Sagitario eran peligrosos al igual que los Escorpio quienes eran entrenados para el uso de lanzas. Zulio se había quedado dormido bajo un árbol después de su práctica de la tarde y despertó al oír que alguien tropezaba con su bolso de flechas. Reaccionó rápida y eficientemente como buen soldado y agarro a la intrusa por la muñeca. Cuando Filena volteó, la luna iluminó sus ojos y Zulio quedó encantado.

Filena le abrió los ojos de una manera que Zulio jamás imaginó, y éste comenzó a cuestionar todo acerca de su vida. Ya no estaba convencido de querer ser arquero, de querer ir a la frontera o de querer alejarse de Filena. Esta niña le había volteado el mundo y ahora Zulio no sabía que iba a hacer con su futuro. Nunca había considerado que tenía otras opciones, y la verdad es que, legalmente, no las tenía. Pero después de conocer a Filena, Zulio no podía regresar a su vida conforme. Estaba dispuesto a arriesgarse, a rebelarse. Sabía que podía terminar en el exilio, pero con Filena a su lado, esto también le parecía una aventura.

-Vita Armador

Pastor de Alacranes

Despues del cataclismo del 2575, cuando las incomprensibles temperaturas disasociaron los átomos de hidrógeno, el planeta, además de quedar calcinado en casi su totalidad, perdió el vital líquido que sustentaba la vida tal cual era conocida cinco siglos atrás.

Los pocos seres vivientes de Ogspel encerrados en sus cavernas de arcilla, esperaban que la oscuridad se hiciera dueñas de la atmósfera. Era el único momento de buscar el sustento que les permitiría sobrevivir en ese indómito paraje desértico, rojizo y extremadamente caliente.

Kazai, el ser mas apto de la región salía de caza una vez por semana cuando la temperatura bajaba al punto que no le carbonizara la estructura de la piel. Las criaturas que les daban sustento a los habitantes eran unos escorpiones gigantes que se habían sobredesarrollado en los últimos 500 años.  El líquido de su sistema circulatorio llamado "gjak" era una alternativa al agua que había provisto a los Ogspelienses de la posibilidad de desarrollar una anatomía con las funciones básicas de sobrevivencia. El líquido debía extraerse con el animal vivo, ya que tan pronto moría el animal, su cuerpo se deshidrataba en tan solo dos segundos.

El sistema de caza, el cual era en realidad un sistema de recolección de gjak, era complicado y requería destreza y conocimiento. El método consitía en la emisión de una serie de sonidos que obligaban a los escorpiones a salir de sus guaridas. Luego con unas luces láser desarrolladas con la luz del sol y capturada bajo las cuevas, eran guiados por 10 kilómetros hacia unas piedras lisas que habían sido talladas para esta tarea con unos canales que permitían que el tronco de los escorpiones encajara perfectamente en ellas. Una vez allí, hojillas muy pequeñitas incrustadas en las piedras cortaban longitudinal y sutilmente la piel justo en la protuberancia donde estaba el almacén de gjak el cual se volvería a reproducir en tan solo un día. Un fino tubo extraería el preciado líquido, sería colocado en vasijas de piedra y los escorpiones serían escoltados a sus guaridas.

Kazai y los escorpiones habían desarrollado una simbiosis que traía extremados beneficios a ambas partes. Exceso de gjak en los escorpiones generaría una sobredosis que les causaría su propio envenenamiento y falta de gjak en los Ogspelienses les causaría la muerte. Debido a esta simbiosis, este líder había recibido de su pequeña comunidad el nombre que llevaba. Kazai significaba "pastor de alacranes".
A Eva la despertó la suave brisa que ondulaba las cortinas de su habitaciòn.  Se estiró aún soñolienta, con la mente todavìa enmarañada por el sueño.  De pronto, le vinieron los pensamientos claros.  Hoy 15 de febrero era su cumpleaños número 45.  Se estiró cuan larga era y enseguida pensò en todo lo que tenìa que hacer ese dìa. Miró el reloj de la mesita de noche y viò que casi eran las nueve de la mañana.  Por supuesto su esposo ya se habrìa marchado para la oficina. Posiblemente sus hijos que vivìan lejos, tambièn la llamarìan para felicitarla.
Esa noche vendrìan a cenar su hermana Margarita con su esposo y Maribel su cuñada con su marido.  Ya tenìa preparado el menú.  Una rica entrada de mariscos y de plato principal un roastbeef acompañado de verduras y por supuesto vino y la consiguente champaña para brindar. Se levantó de la cama para ir al baño y allì en la mesita ovalada viò un lindo paquete de regalo. Sabía que serìa de su esposo.
Fue al baño, se lavò los dientes y vino presurosa a abrir el paquete. Era un estuche de joyerìa y allì dentro, engarzada en oro había una bellìsima amatista.
Enseguida pensò en que su esposo le estaba demostrando su amor despuès de màs de 25 años de matrimonio. Que él recordaba que la amatista correspondìa a su signo de acuario, pero tambièn pensaba si no serìa un signo de arrepentiemiento por la frialdad  con que el matrimonio habìa atravesado los ùltimos años?.
Hubo un tiempo en que a sus oidos le llegaron noticias de varios escarceos amorosos  mantenidos por èl con amigas de su oficina.  Nunca fue  algo que provocase escàndalo, pero allì habìa quedado la herida que solo ella,con la tolerancia que caracteriza a los acuarianos, por la perseverancia que siempre mantuvo y el amor a su marido y la necesidad de mantener un hogar casi perfecto, siempre logrò esconder que se habìa enterado de esas pequeñas aventuras y logrò que su personalidad fuerte y honesta, diera muestra de que su hogar era algo inviolable y feliz y que nada ni nadie lograrìa estropearlo.

Thaitin Marin

Saturday, January 3, 2015

Vita chiquita

Recuerdo claramente las mañanas mirándome en el espejo con cara de sueño, mientras mi mamá acomodaba mi abundante pelo en un esfuerzo de calmarlo para que no me molestara en la gimnasia. A mi abuelo siempre le encantó mi pelo largo, y a menudo me comparaba con Daniela Romo. A mi siempre me pareció que había heredado más pelo de lo necesario y sinceramente me daba fastidio su existencia en mi cabeza, pues también heredé practicidad y flojera.

Por lo general mis atuendos consistían del uniforme del colegio y la malla de gimnasia, si no me dormía con uno de esos dos, pues también incluían pijamas. Si no estaba estudiando, estaba entrenando, y si no estaba haciendo una de esas dos actividades, probablemente estaba durmiendo.

Físicamente era una masita de músculo, resultado del deporte día y noche desde los cuatro años. Era chiquita pero fuerte, y me defendía bien de los fastidios de mis hermanos mayores.

Tenía una personalidad bastante tranquila. Me encantaba estar en mi propio mundo, y no recuerdo que nunca me haya afectado pasar tiempo sola. Mientras mi hermano le lanzaba triqui-traquis al hospital de al lado, yo pasaba horas poniendo mini salchichas en mini panes de perro caliente y jugando con mis muñecas. Él siempre estaba rebotando de las paredes, mientras yo me entretenía fácilmente leyendo un libro.

Muchos me consideraban algo antipática debido a que vivía más dentro de mi cabeza que en el mundo "real"; por eso me costaba a veces llevarme con otros de mi edad. Me fastidiaba estar siempre rodeada de gente, lo cual era inevitable entre el colegio y la gimnasia. Nunca tuve otra herramienta que antipatía para encontrar un poco de espacio en el mundo social en el que existía.

De pequeña mi existencia fue feliz y completa. Mis padres fueron increíbles ejemplos y mi mamá fue, y es hasta el sol de hoy, el humano más fantástico que tengo la dicha de conocer.

-Vita Armador

Educación Tarbesiana

Lizzie estaba familiarizada con las instalaciones. Su hermana ya tenía dos años en el colegio y Lizzie había tenido la oportunidad de  acompañar a sus papás a buscar a su hermana, o ir a misas, actos del día del padre y la madre, o de fin de curso. Sin embargo esta vez, las instalaciones serían también de ella. Con su uniforme, medias y zapatos nuevos allí estaba Lizzie lista para su primer día de clases.

Al sonar el tlmbre, en una fila extremadamente ordenada, subieron las niñas por la escalera principal, una escalera digna de una mansión, con un hermoso reloj de caja al llegar al descanso. La escalera continuaba hacia la derecha e izquierda, rumbos que seguían las pequeñas dependiendo de donde se encontraban sus respectivos salones de clases. La fila de Lizzie giró hacia la izquierda. Una vez en el segundo piso, las alumnas de la clase de Lizzie entraron en el primer salon a la derecha. Era uno de los dos salones de este piso que daba al este; con sus inmensas y hermosas ventanas, la luz de la mañana irradiaba cada uno de los 40 pupitres.

Lizzie estaba bastante avanzada para primer grado. A los seis años Lizzie estaba a nivel de tercer grado; había leido la obra maestra de la literatura española, Don Quijote de la Mancha y sabía dividir. En primer grado las niñas sabían leer lo básico y comenzaban apenas a sumar. Sin embargo ésto no fue en ningún momento, razón alguna para que Lizzie se aburriera en clase. Lizzie era sumamente curiosa y había una multitud de cosas nuevas que la hacían maravillarse día tras día como las clases de francés, de música, de religión, de manualidades, de geografía, los debates de lectura y matemáticas, pasar al pizarrón, los recreos, ir a la hermosa capilla, la gruta de la Inmaculada Concepción en el área de pre-escolar, la pequeña cantina donde se compraba todos los días una galleta forrada en papel metálico brillante de colores cubierta de chocolate, llamada chocolatina. Pero nada, nada la llenaba mas, como la gran cantidad de nuevas amiguitas, caminar por los majestuosos pasillos, y las amadas monjas, que sin saberlo aún, pasarían a formar parte central de su vida; una vida plena de educación Tarbesiana.

Recuerdos de mi niñez

Desde la perspectivas de los largos años vividos, creo que solo fui una niña feliz hasta los siete años. Recuerdo mi linda casita, mis padres a los que amaba y me amaban.  Como tenìa el cabello bastante rubio, me llamaban  mona, nombre que se da en Colombia a las personas de cabello claro. Aparentemente era muy inteligente y como mi mamà habìa sido profesora, mis primeras enseñanzas fueron  en casa. Me contaba mi mamà que cuando iba con ella en el bus, a los 4 o 5 años ya podìa leer los letreros y los que iban allí se asombraban de que tan pequeña pudiera leer. Pero como dije antes, a los siete años se terminò todo.  Mis padres se separaron y ya mi niñez no era igual. Cuando salìa con mi papà y me daba todos los gustos, mi mamà me regañaba porque èl no me daba dinero para la manutención.

No recuerdo el motivo, pero si me acuerdo que era un medio dìa, cuando mi papà me llevò a casa de una familia amiga de él y sin decir nada, pidiò un carro con chofer y me llevó secuestrada para Cartagena, lugar de nacimiento de mi papà y donde vivìan mis tìas, quienes tenìan mucho dinero. Tampoco se que les dijo a ellas, pero a los pocos dìas me habìan internado en un exclusivo colegio de monjas, ubicado en Playa Grande donde tambièn estudiaban mis primas Gladys y Doris.

Ahora me pregunto, por què no llorè?, por què no opuse resistencia?.  No recuerdo cuanto tiempo pasè interna en ese colegio.  Los domingos sl chofer de mi tìa me iba a buscar para  almorzar con ella  y luego me volvìa a llevar  al colegio por la tarde. Creo que hay claros en mi memoria.  Solo se, que llegò el dìa en que debìa hacer, junto con mis primas, la primera comuniòn.  Supe despuès, que mientras tanto, mi mamà corrìa de un sitio gubernamental a otro, para descubrir donde estaba.  Lo logró y justo el mismo dìa de mi Primera Comuniòn, llegò al colegio, hablò con las monjas, les pidió me dejaran salir con ella para tomarme una foto y las monjas no lo permitieron pues segùn dijeron les estaba terminantemente prohibido.

Cuanto tiempo pasò?, no lo recuerdo, se que al fin mi mamà consiguiò una orden judicial y pudo sacarme de alli.  Volví a casa de mi tìa donde vivìamos y un dìa en que salí con ella, nos encontramos con mi papà y yo empecè a dar gritos y gritos de terror pues pensè que me iba a raptar de nuevo.
El habló con mi tìa,  dijo que no, que no temiera,  que no volverìa a hacerlo.

Despuès pasaron algunos años y vinieron otras decepcione y otras amarguras.

Este es el recuerdo que tengo de mi infancia.

Thaitin Marin

El club de los 5

El regalo para mi décimo cumpleaños fue una casa en al árbol del jardín trasero de mi casa. Tenía más de dos años pidiendo una casi todos los días, y mis papás por fin me la habían construido. Mi cumpleaños cayó al sábado siguiente al último día de clases así que la estrené con mis amigos y prácticamente pasamos toda la fiesta allá arriba. Es más, pasamos todas las vacaciones allá arriba.

Nos habíamos declarado detectives del vecindario y teníamos meses trabajando en diferentes proyectos. Ahora por fin teníamos un centro de operaciones. Habíamos ordenado el comando para mantenernos organizados y durante las vacaciones nos reuníamos todos los días para hablar de los casos pendientes. Mi mamá nos había prestado un archivero pequeño para mantener papeles relevantes y evidencia. Nos sentíamos oficiales y con ganas de investigar. Teníamos un corcho y un pizarrón, y también almohadas y sacos de dormir para cuando las investigaciones se alargaban hasta tarde.

El caso más urgente era descubrir quién le había destruido el jardín de rosas a la señora Ortiz, pero nos estaba costando recolectar evidencia. Lo bueno de las vacaciones era que teníamos más tiempo para dedicarle a los casos. Lo malo de las vacaciones era que había menos gente y menos movimiento en la cuadra. Después de analizar el jardín por enésima vez, Juancho descubrió debajo de un poco de tierra una china. La trajo a la siguiente reunión e inmediatamente supimos que se trataba de Andrés el ruso. Aparte de las letras "AQ" talladas en la madera, el ruso tenía un mes deleitándose en atacar pájaros varios en el vecindario con su preciada arma. Ahora solo necesitábamos encontrar un motivo por el cuál el ruso y su pandilla atacarían las rosas de Ortiz.

Eramos cinco los que componíamos el equipo. Juancho y yo prácticamente nos habíamos criado juntos. Cecilia y su hermanito Cristóbal vivían en la casa de al lado. Cecilia nos mantenía en orden, y Cristóbal era muy pilas. Por último estaba mi primo Tomás que fue el último en unirse al grupo, pues recién se había mudado al vecindario. Los cinco pasábamos horas hablando de casos e imaginando situaciones hipotéticas. La casa del árbol se convirtió en nuestro sitio favorito. Estábamos día y noche creando e investigando. Mi mamá nos subía galletas y limonada, y francamente eso era todo lo que necesitábamos.

Casi al final del verano ya teníamos suficiente evidencia y estábamos listos para presentársela a la señora Ortiz. Pautamos reunirnos en la casa del árbol para ir todos juntos y lo que encontramos me saca lágrimas hasta el sol de hoy. Mi hermosa casa del árbol era ahora una pila de madera en el piso y a la distancia podía ver el rostro de Andrés el ruso y su malévola sonrisa.

-Vita Armador

Friday, January 2, 2015

Pinpon Le Petit Pompier

A lo largo de su ruta alrededor del lago se encontraba la estación de bomberos número 23. Ese día Zach corría mas lento que de costumbre y estaba mucho mas consciente de sus alrededores. Al pasar por la estación notó algo muy particular. Habían mas de 20 niños pequeños rodeando a cinco bomberos. Los niños parecían hacer todo tipo de preguntas mientras que los bomberos respondían con amables sonrisas en sus rostros. Decidió detenerse para admirar la escena.

Cuantos gatos has salvado? Cuál es el piso mas alto que has llegado en tu escalera? Es el fuego muy caliente? Si me caigo por las escaleras llamo a los bomberos o a la policía? Si me quemo la mano me la pueden enfriar? Las preguntas eran ingenuas y le daban un tono de sencillez al arduo trabajo de estos hombres, el cual a él también le había intrigado mucho cuando era pequeño.

Zach tenía 9 años cuando recibió como primer premio de su clase de francés, un libro titulado Pinpon le petit pompier (Pinpón, el bomberito). La portada tenía un camión rojo con una escalera extendida. Habían tres bomberos en el gráfico: uno al volante, uno atrás del camión y quien Zach suponía era Pinpón, parado al frente en la punta de la escalera con manguera en mano. Zach consideraba su premio mucho mas valioso que una medalla o un trofeo ya que lo podía llevar a todas partes sin lucir vanidoso. Lo leía y releía metiéndose siempre dentro del mundo de Pinpón bajando gatos de los árboles, rescatando mascotas de alcantarillas, y ayudando a ancianos a salir de sus casas cuando un pequeño fuego se prendía en la cocina.

Zach no pudo dejar de sonreir a ver a esa veintena de chiquillos con la misma curiosidad que él tuvo 50 años atrás. Haciendo contacto visual con uno de los bomberos, le hizo un gesto en muestra de gratitud. Gratitud por lo que ellos le inspiraron cuando él era pequeño y gratitud por el coraje y valentía en su trabajo diario. Sabía que el trabajo de los bomberos iba mucho mas allá de salvar gatos y apagar pequeños accidentes caseros de la cocina. 

Pensaba esta vez no en Pinpón, sino en Connor, el bombero que le salvó las piernas cuando éstas quedaron atrapadas entre un macijo de hierros en aquel terrible choque. Sacudió las ideas de la cabeza, apuró el paso y poco a poco se alejó de la estación.

Mi Libro de Cuentos

Seguramente en el transcurso de mi infancia y adolescencia habré tenido muchos libros de cuentos. Cada año mis padres me regalaban los cuentos según la edad que tuviese. Pero el libro de cuentos que más me impactó fue el que me regaló mi papá cuando en un mes de noviembre al finalizar el año escolar, pasé con buenas notas. Era el Libro Las Mil y Una Noches. Era un libro hermoso, con bellos dibujos exóticos y lo más hermoso para mí era la dedicatoria que mi papá había escrito con su hermosa letra. Ese libro era mi tesoro y desafortunadamente por haberlo prestado, lo perdí.

Con esos cuentos orientales y fantásticos, comenzó mi imaginación a despertarse con todos esos relatos de ciudades mágicas, palacios dorados, princesas y principes y sobre todo mucha magia.
Habían relatos como el del macho cabrío y de la hija del rey, la hija del vendedor de garbanzos, la tierna historia del principe jazmin y de la princesa almendra, de palacios que desaparecian del sitio donde se encontraban en una noche y a la mañana siguiente aparecìan  en otra. Todos eran romànticos y exóticos, donde abundaban las màs maravillosas joyas, donde brillaba el oro y la plata. Pero de todos esos cuentos el que más me gustò fue el de Mina la Come Muertos.

Trataba de un rey y sus hijas que vivìan en un hermoso palacio. Todas las noches cuando se sentaban a cenar, en aquella mesa llena de platos maravillosos, dignos de los dioses, todos comian hasta saciarse, menos Mina, que solo comìa 4 granitos de arroz. El padre estaba desesperado pues la hija iba languideciendo y el llamaba a los mèdicos para que le dieran remedios, pero ninguno daba resultados. Una noche, despuès de que todos habìan cenado, el rey quiso saber què hacía su hija, la siguiò pues querìa hablar con ella y se sorprendiò pues la viò salir de palacio. Furtivamente la siguiò en la oscuridad de la noche y entonces vio que Mina se dirigìa hacia el cementerio. Perturbado y pensando que tal vez iba a encontrarse con algùn muchacho, un terror inmenso se apoderò de èl cuando la vio arrodillarse ante una tumba, excavar aquella y comenzar a sacar los pedazos del muerto allì enterrado y comèrselos como si estuviera saboreando el màs exquisito de los manjares.

Desde la lectura de esa narraciòn, me ha quedado la pasiòn de escribir y contar algunos cuentos de terror.

Thaitin Marin

Thursday, January 1, 2015

Noche de paz y galletas

Olía a quemado. Julieta estaba sentada viendo por la ventana y se le habían olvidado que las galletas estaban en el horno. Esta era su temporada favorita. Decoraba galletas de arbolitos, hombres de nieve, estrellas, bambolinas, copos y renos. Se deleitaba en esa tarea, pero este año era más rutina que placer. Ya no quería hacer las galletas. No le importaba si a los renos se le rompían los cuernos, o si le caía escarcha del color equivocado a los copos de nieve. Tan perfeccionista que había sido todos esos años, y ahora ni le importaba.

Una chicuela despeinada y con ojitos de sueño salió de su cuarto y vio a su mamá. Julieta la vio, entró en razón, y se dio cuenta de que se estaban quemando las galletas. Corrió hacia la cocina, apartó un poco el humo y sacó la idea de galletas del horno. A este punto, no eran más que siluetas negras sin forma descifrable. 

Julieta abrió la ventana para airear la casa y levantó a la chicuela en sus brazos. Prendió la radio y empezó a bailar con su niña al ritmo de Noche de Paz. Nunca pensó poder amar a alguien como amaba a esta pequeña, y sonrió una sonrisa triste pensando en todo lo ocurrido. Esta era su primera Navidad solas, pero la tenía a ella, y eso era suficiente. Esta criaturita hacía que todo valiera la pena y se propuso regresar a la cocina a hacer las galletas más hermosas que jamás había hecho para su chiquita. 

La niña se había quedado dormida en los brazos de Julieta, y ella la acostó de nuevo, pero esta vez en el sofá de la sala para poder verla mientras horneaba otro rato. Se veía angelical arropadita y bajo la luz de árbol. Era luna llena, y con el frío que entraba por la ventana abierta, entraba también una hermosa luz blanca que le daba paz al ambiente.

Julieta preparó otro lote de galletas mientras veia a su chiquita y se recordaba a si misma lo afortunada que era de tener en su día favorito a una pequeña tan perfecta y hermosa.

-Vita Armador

Niño Jesus

Hasta bien entrada la adolescencia,  todavìa creìa que la noche del 24 de diciembre, el Niño Jesus me traería los juguetes que yo habìa pedido. Ese año, yo habìa escrito mi carta y habìa pedido un muñeco, que era una novedad en esa època; traìa un tetero, se podìa bañar y parecìa un verdadero bebecito. Todo el tiempo antes de que llegara el dìa 24, estaba nerviosa, pero segura que esa noche el Niño Jesus me traerìa lo pedido. Me portaba bien, pues esa era una de las cosas que habìa que hacer. Ser una buena niña, no decir mentiras y rezar todas las noches antes de acostarme.

Tenìa un primo que se llamaba Hernando, a quien yo querìa mucho. Viviamos en la misma casa y era mayor que yo solo cuatro años. Era muy lindo y tenìa una linda voz. En la escuela, cuando hacìan teatro lo escogìan a èl para cantar. Yo sentìa que èl tambièn me querìa,  nos llevàbamos bien, me llevaba al cine junto con mi tía y mis primas y aparentemente  todo marchaba bien.

Pero unos dìas antes del dìa 24, se me acerca y terminando con toda mi ilusiòn me asegura que el Niño Jesus era una mentira, que no existìa, que quien me ponìa en la cama los juguetes que habìa pedido era mi mamà. Quedè atontada como si algo me hubiera golpeado. No le quise creer,  pero insistiendo me dijo, quieres ver donde està tu muñeco? Y me llevò al escaparate de mi mamà y allì,  envuelto en papel de seda y dentro de una caja de cartòn estaba el precioso muñeco que yo le habìa pedido al Niño.

Todavìa ahora no podrìa definir las emociones que pasaron por mi mente y por mi corazòn. Creo que por primera vez supe lo que era el desencanto. No quise decirle nada a mi mamà, pero la mañana del 25, cuando despertè y vi en mi cama a mi muñeco, en vez de salir gritando de alegrìa, lo abracè y lo inundè de làgrimas.

Thaitin Marin

Un Nuevo Comienzo

Eran las 10 de la noche del sábado y Genevieve se encontraba decorando la mesa. Quería dejar todo listo para el desayuno. Sabía que cuando llegaran después de media noche estarían cansados.

Acababa de planchar su mantel favorito, y extendiéndolo de punta a punta lo colocaba sobre la mesa. El mantel era hermoso, blanco con delicadas margaritas blancas y amarillas. Colocó suavemente, uno por uno, los porta-platos de paja tejidos a mano, cuatro en total; la vajilla blanca con una hermosa franja amarilla alrededor; los cubiertos de plata; las copas y jarras de cristal para el agua y el jugo; las bandejas y cubiertos de servir. Encima de cada plato una fina servilleta amarilla con franjas blancas. Enlazó hermosamente las servilletas con cintas de listas del mismo color. Por último, un precioso y sencillo ramo de flores que combinaban perfectamente con el decorado.

A las 11, con su esposo y sus dos hijos salieron caminando hacia la pequeña iglesia que quedaba a una cuadra de la casa. La noche era clara y fresca e invitaba a disfrutar del aire atrapando cada una de sus moléculas con cada poro de la piel. Los niños llevaban una botellita de agua la cual sería bendita durante la ceremonia. Les fascinaba esta noche, especialmente porque todo estaría a oscuras en la primera parte del rito pascual. Poco a poco, entre lecturas y cantos, celebraciones y campanadas, todo se iba iluminando para dar paso al símbolo de una nueva vida.

Al marchar de vuelta a casa, el corazón iba henchido de felicidad. Genevieve siempre reflexionaba sobre el significado de esta fiesta, su fiesta favorita. Sabía que había cabida en el mundo para las gentes de todos los cultos, por lo que para ella, la Pascua de Resurrección iba mas allá de ser una festividad cristiana; le daba respuesta a la complejidad de nuestra existencia. A pesar de encontrar duras pruebas en el camino, la vida siempre abría las puertas a un nuevo comienzo lleno de esperanza y optimismo. Era su propio dogma de fe.