Friday, December 26, 2014

La tía Berta

De todas las tìas abuelas, solo conocì a la tía Silvia y a la tía Berta.  Esta era todo un personaje.  Tenía un caràcter un poco irritable, no era muy cariñosa, pero en el fondo era una buena persona.  Aún cuando siempre nos estaba regañando sabíamos que tras esa manera agria ocultaba un cariño, el cual no dejaba ser visible.
Según las historias contadas por algunos familiares, ella habia tenido un novio alemán, llamado Hermann, que trabajaba en la ciudad: tenían planes de casarse y él se la llevarìa a Berlin para que su familia la conociera.  Pero en la guerra del 14, alemania reclutò a todos los reservistas y a él le tocò presentarse y de allì lo enviaron al frente.
Promesas de amor, pronto terminarìa la guerra y los sueños compartidos se harìan realidad.  Mientras tanto la tía Berta ayudaba a su hermana Silvia con el cuidado de su primera hijita Josefina.  Como la tìa Silvia tenìa que viajar constantemente a la capital, donde su esposo tenìa un alto cargo, Josefinita quedaba al cuidado de la tìa Berta.
Con algùn retardo la tìa recibìa correspondencia de su alemàn, de pronto las cartas cesaron.  Pasaron 6 meses cuando recibiò la noticia de que Hermann había muerto.
Dicen que la tìa cayó en una enorme depresiòn y de alli que su caràcter se agriara tanto.  Su ùnico consuelo fue cuidar a Josefinita, como si fuera su hija y dado que la tìa Silvia permaneciera màs tiempo en la capital, poco a poco, para la tìa Berta, Josefina se convirtiò en su hijita.

Pasaron los años, Josefina se convirtiò en mujer, conociò a un mèdico llamado Enrique y salió embarazada de él.  Por supuesto el médico no quiso casarse y aùn cuando mantenìa al hijo, se desentendiò de ella.  Luego ella se casò, tuvo una numerosa familia y Hernando, el fruto de aquella relaciòn, quedò para siempre en manos y dentro del corazòn de la tìa Berta.
Todo el amor que habìa sentido por Hermann, el que sentìa por Josefina, lo volcò sobre Hernando.  Para ella, él era su niño amado, su cariño, veía por sus ojos, lloraba por èl y tristemente no tuvo la compensaciòn de amor que se esperaba.
Cuantas veces la vì llorar por aquel muchacho, cuantas veces se enfermò hasta que su corazòn comenzò a fallar.  Como veìa que no le prestaban la atenciòn que se merecìa, me la traje para mi casa, le dì mi cama, dormìa en su colchoncito a su lado para estar pendiente de cualquier cosa,  llamè al cardiòlogo, la recetò, no mejoraba mucho y una noche del día 5 de diciembre, cuando yo regresaba del trabajo y la vì, tenìa la respiraciòn entrecortada, los ojos vidriosos y la mirada perdida, talvez buscando lo que no pudo ser
Tal vez buscaba a Hermann que tanto amò, con quien pensaba casarse, o pensaba en su muchacho adorado y que no correspondìa a su cariño.  Pero cuando exhalò su ùltimo suspiro, estaba en paz.

-Thaitin Marin

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