Saturday, December 13, 2014

Cuentos sin terminar...

"Había una vez" fue lo único que logré decir antes de que la pequeña criatura me interrumpiera con siete preguntas. La curiosidad la consume, y esa es una de sus cualidades más admirables. Creo que desde que aprendió a hablar no he logrado terminar un solo cuento a la hora de dormir, o a ninguna otra hora de hecho. Aparte de la manera como le cambia la respiración, la forma más fácil de darse cuenta en la oscuridad de que se quedó dormida, es poder decir tres frases sin inquisitiva alguna. Esta hermosa criatura pasó de ser un florero, algo que yo levantaba, ponía, movía y volvía a poner, a ser un mini-humano que desea absorber cuanta información hay.

Por lo general no se queda dormida con los cuentos. Por lo general nos terminamos yendo por la tangente y los cuentos quedan inconclusos. Lo que yo siempre insisto serán diez minutos de cuentos antes de dormir, terminan siendo treinta minutos de discusiones algo filosóficas sobre los muchos "por qués" que abruman a los pequeños humanos. La combinación de deseo por saber y frustración por no poder saberlo todo instantáneamente es interesante de observar.

Cada vez que le veo la carita cuando por fin entiende algo que le he explicado me hace apreciar nuestras interacciones. Son interacciones valiosas que no pueden ser reemplazadas por un iPad, o un Nintendo, o un capítulo de Dora la Exploradora. Es fácil hoy en día estacionar al florero o al mini-humano frente a una pantalla, pero a veces siento que eso la priva de estas interacciones con otros y hasta con ella misma. Me encanta que mientras doblo la ropa la escucho hablando con sus peluches, echándoles un cuento similar al que le conté la noche anterior, y procesando toda la información que su pequeña cabecita ha absorbido en las últimas horas. Y antes de que pueda terminar su cuento, oigo que me llama, y sé que su cuento también quedará inconcluso porque más preguntas necesitan prontas respuestas. 

- Vita Armador

No comments:

Post a Comment