Saturday, December 27, 2014

La casa de mis sueños

Todos los meses adquirìa las revistas americanas American Home, Better Home, Family Circle y todas aquellas revistas del hogar y de decoraciòn.  Siempre fui una apasionada de la vida norteamericana.  Mi mayor felicidad hubiese sido el haberme casado con un norteamericano e irme a vivir a los Estados Unidos.Pero como no pudo ser, solo me quedaba, mediante aquellas hermosas revistas, vivir artificialmente mi sueño.

Una vez, en la revista American Home, saliò en la portada, la casa màs hermosa que me haya impactado. Era una casa  baja, con techos de pizarra, mucho frente de grama verde, muchos ventanales y hermosìsima.  Guardè esa revista años tras años, porque si ya no podrìa vivir allì, en algùn momento mi esposo y yo construirìamos acà esa bellìsima casa.  La revista traìa inclusive los planos de la casa, así como las fotografías de la casa.  El living, el vestìbulo, la inmensa cocina con todos los artefactos que se puedan soñar.  Todo eso estaba allì.  Y yo, como no podía traer esa casa para mì, entrè en ella.  Me hice dueña de la casa.  Me imaginè cada minuto de mi vida, viviendo allì: de la cocina pasaba al patio, con su gran superficie, su parrillera, sus corredores y veìa a mis hijos allí correteando felices.  Luego me iba a los dormitorios de mis hijas y decoraba las camitas con los colores, los edredones, las làmparas, los juguetes y cortinas que estaban allì. Decoraba el cuarto del varòn con avioncitos, camiones, etc.  Luego entraba a mi cuarto preferido,  la cocina, y feliz me veía preparando los platos que siempre me atrajeron.  Pies, asados,  cacerolas, y sabìa que allì estàbamos los cinco, mi esposo y mis tres hijos compartiendo el desayuno,  mientras preparaba sus bolsitas para el colegio, y luego salìa al jardin, regaba las matas, y sentìa que estaba en el sitio donde deseaba estar.
Pasaron los años.  La revista se fue envejeciendo como envejecìa yo, y mis deseos nunca se cumplieron, jamás pudimos construir ninguna casa, pues nos  mudamos a una Propiedad Horizontal. Pero allì, en el fondo de mi alma, en lo màs recòndito de mi corazòn, permanece esa hermosa casita,  que sin nadie saberlo, cobijò a una familia que nunca habìa viajado a los Estados Unidos.

Thaitin Marin

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