Tuesday, December 30, 2014

El pez sapo de Falcón

Los viajes con mi mamá siempre han sido mis favoritos. Sin importar si eran largos en el exterior o imaginarios en el patio de nuestra casa, ella siempre se encargaba de que nos divirtiéramos. Este viaje en particular fue a Falcón. Mi papá estaba trabajando por allá, y nosotros fuimos a pasar unos días con él. Falcón es el tipo de lugar donde hace calor todo el tiempo y hay arena en todas partes.

Un día, mientras mi papá trabajaba, fuimos a explorar la costa en busca de una playa desierta. No estoy segura por qué no íbamos a alguna playa conocida, pero la aventura era emocionante. Nos paramos en un par de playas que obviamente no estaban a la talla porque seguimos de largo. Cuando llegamos a ésta, mi hermano y yo ya estábamos cansados del carro y queríamos meternos al agua, así que mi mamá asintió.

En esta playa no había un alma. Eramos mi mamá, mi hermano, las algas y yo. Nunca había visto una playa con tantas algas. Verdes y babosas, se nos enredaban en los tobillos al caminar en el agua. Al principio me dio asquito, pero jugando con mi hermano se me olvidaron las matas. Teníamos una tabla corta, y nos turnábamos arrastrando al otro. No suena súper divertido, pero nos entreteníamos de lo lindo. Mi hermano y yo siempre nos entreteníamos fácilmente. Me tocaba a mi arrastrarlo por ese monte submarino cuando de repente solté la cuerda y pegué un grito.

Mi mamá estaba en la orilla a unos cien metros y corrió hacia nosotros mientras mi hermano trataba de sacarme del agua. Solo recuerdo que me metieron en la maleta de la Caribe y todavía tenía algas pegadas en los pies. Mi mamá encontró un hospital que yo sentí era gigante, pero habré visto no más de cinco personas. Le dijo a mi hermano que se quedara conmigo para asegurarse que usaran jeringas nuevas y ella desapareció no sé a dónde.

Usaron una jeringa nueva, dos para ser más exacta. Me inyectaron no sé qué, sin presencia de un adulto y sin consentimiento alguno. Le informaron a mi mamá que lo más probable era que me había mordido un pez sapo. Mi mamá me sacó en brazos de ese hospital desierto y fuimos a almorzar con mi papá. Toda esa aventura en una sola mañana. Me quedó una pequeña cicatriz, que se ha disminuido con los años, pero sigue ahí como recuerdo. Así fue como me marcó el pez sapo de Falcón.

-Vita Armador

No comments:

Post a Comment