Wednesday, December 17, 2014

La espera

Estoy parada frente a la ventana de mi cocina y no puedo dejar de sonreír. Estoy tan emocionada que se me olvida hacer todo lo que tengo que hacer. Tengo toda la mañana en esto. He calentado el café tres veces porque se me sigue olvidando y lo encuentro abandonado en sitios extraños de la casa. Tengo mariposas en el estómago y por mucho que trato concentrarme, se me hace imposible no pensar en su llegada.

Tenemos cinco meses sin vernos y eso por fin termina hoy. Estoy nerviosa. Fui a pasar la ropa a la secadora y encontré el café encima de la lavadora. Fui a calentarlo de nuevo pero me distraje, lo solté en el camino, y regresé a la ventana de la cocina. Todavía faltan más o menos siete horas para que llegue, pero sigo buscando su rostro a través de la ventana. Probablemente haré eso todo el día. Las mariposas no dejan de multiplicarse.

Hay trapos por doquier porque intenté limpiar. Hay ropa tirada por todo el cuarto porque no encuentro que ponerme. Hay catorce libros de recetas abiertos en la cocina porque no sé que preparar. Logro hacer el "paso uno" de toda actividad y rápidamente convierto el "paso dos" en mirar a través de la ventana, luego me distraigo y me olvido de los pasos restantes.

Nuestra historia es larga, hermosa y complicada. Casualmente empezó todos esos años atrás con una mirada a través de una ventana. No voy a decir que fue amor a primera vista porque no creo en esas cosas, pero al menos fue intriga. Nuestras vidas han estado interconectadas de una manera u otra desde hace más de quince años. Que no nos hayamos visto en casi medio año es difícil de procesar, pero de vez en cuando la vida hace de las suyas y nos deja con pocas opciones. El hecho es que hoy nos veremos y todo regresará a la normalidad.

Está empezando a llover y siguen las mariposas en mi panza. Me siento como una colegiala. Detallo la ventana y me doy cuenta que necesito limpiarla, al igual que el resto de la casa. Necesito hacer eso y necesito escoger una receta. Creo que haré el pollo ese que tanto le gusta.

De repente siento que alguien me toca el hombro repetidamente. Volteo y veo a la enfermera. Suficiente soñar por hoy, es hora del baño y de la cena en grupo. A lo mejor mañana me dedicaré a soñar sobre lo que pasó cuando por fin volvió. Pero eso se me hará más difícil de imaginar pues la anticipación sucedió, mas él nunca regresó.

-Vita Armador

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