Saturday, January 3, 2015

Vita chiquita

Recuerdo claramente las mañanas mirándome en el espejo con cara de sueño, mientras mi mamá acomodaba mi abundante pelo en un esfuerzo de calmarlo para que no me molestara en la gimnasia. A mi abuelo siempre le encantó mi pelo largo, y a menudo me comparaba con Daniela Romo. A mi siempre me pareció que había heredado más pelo de lo necesario y sinceramente me daba fastidio su existencia en mi cabeza, pues también heredé practicidad y flojera.

Por lo general mis atuendos consistían del uniforme del colegio y la malla de gimnasia, si no me dormía con uno de esos dos, pues también incluían pijamas. Si no estaba estudiando, estaba entrenando, y si no estaba haciendo una de esas dos actividades, probablemente estaba durmiendo.

Físicamente era una masita de músculo, resultado del deporte día y noche desde los cuatro años. Era chiquita pero fuerte, y me defendía bien de los fastidios de mis hermanos mayores.

Tenía una personalidad bastante tranquila. Me encantaba estar en mi propio mundo, y no recuerdo que nunca me haya afectado pasar tiempo sola. Mientras mi hermano le lanzaba triqui-traquis al hospital de al lado, yo pasaba horas poniendo mini salchichas en mini panes de perro caliente y jugando con mis muñecas. Él siempre estaba rebotando de las paredes, mientras yo me entretenía fácilmente leyendo un libro.

Muchos me consideraban algo antipática debido a que vivía más dentro de mi cabeza que en el mundo "real"; por eso me costaba a veces llevarme con otros de mi edad. Me fastidiaba estar siempre rodeada de gente, lo cual era inevitable entre el colegio y la gimnasia. Nunca tuve otra herramienta que antipatía para encontrar un poco de espacio en el mundo social en el que existía.

De pequeña mi existencia fue feliz y completa. Mis padres fueron increíbles ejemplos y mi mamá fue, y es hasta el sol de hoy, el humano más fantástico que tengo la dicha de conocer.

-Vita Armador

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