Saturday, January 10, 2015

La Libertad De Correr En Las Puertas Del Infierno

Después de correr el maratón de Seychelles me permití acercarme a Kenia, lugar exótico en el mundo que siempre habia deseado visitar para hacer un safari. Darrell y Floyd, triatlonistas y amigos míos, habían recorrido toda Africa en bicicleta y la experiencia habia sido maravillosa. Ellos me guiarían para hacer mi soñado safari, el cual implicaba para mi conocer la región y sus imponentes animales, observarlos en su propio territorio en vez de verlos como los he visto en el pasado: encerrados en jaulas de zoológico o atados a cadenas para turismo en Asia. El viaje sería distinto al de los pocos conocidos mios que han viajado a Africa con el único fin de cazar animales, práctica o "deporte" que yo absolutamente desapruebo.

Nos fuimos a Nairobi por cuatro dias y paseamos por los alrededores del lugar. Visitamos a unos amigos corredores lo que nos permitió conocer la historia, cúltura y tradiciones de los Masai. La última actividad de nuestras vacaciones sería mi sueño: un safari a pie sin contratar a ningún grupo turístico. Asi podríamos tener la libertad de proceder a nuestro parecer.

Nos dirigimos al Parque Nacional Puerta del Infierno el cual queda apenas a dos horas de la capital. Una vez en la puerta del parque tomamos la primera y mejor decisión del safari, hacerlo corriendo en las partes que se pudiera y caminando aquellas donde el trote fuera una dificultad. Lo hubiéramos podido hacer en bicicleta pero correr era definitivamente la actividad que mas nos gustaba a todos los de nuestro pequeño grupo.

A medida que nos fuimos adentrando en el parque se me hacía difícil creer lo que mis ojos veian, las columnas de basalto eran tan impresionantes que me sentía en un planeta diferente. Las caminerías por donde podíamos correr me quitaban el aliento y no precisamente por ir rápido. La belleza era absoluta, nada de lo que había experimentado en mi vida.

Estoy acostumbrada a correr y encontrarme ciclistas, corredores, peatones, peatones con coches de bebés, patinetas y carros, pero encontrarme y correr entre jirafas, alces, búfalos, cebras y millones de pájaros fue una experiencia que no cambiaría por nada. Una vez mas, me pregunté el por que de la necesidad del ser húmano de acabar con estas hermosas criaturas para satisfacer un placer sin sentido.

Este viaje a Kenia no solo me dió el placer de visitar el territorio donde se encuentran los corredores mas rápidos del mundo y experimentar el efecto de correr a gran altitud, sino que me reafirmó la obligación que tenemos para con nuestro planeta de preservar la vida de estas especies.

Mi mayor experiencia en medio de este paraíso tropical fue la libertad de correr en las puertas del infierno.

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