Wednesday, January 14, 2015

Hansel Y Grethel

Al lado de un bosque muy grande moraban un pobre leñador con sus dos niños y su esposa, quien no era la madre de ellos. El niño se llamaba Hansel y la niña se llamaba Grethel. Tenían muy poco para comer, y cuando una gran hambruna cayó sobre esa región, no podían procurarse el pan de cada día. "¿Qué irá a ser de nosotros? dijo el esposo. ¿Cómo podremos alimentar a nuestros pobres niños, cuando ni siquiera tenemos para nosotros?"

-"Te diré una cosa, esposo"- comentó la mujer con torcido pensamiento, "mañana temprano al amanecer, llevamos a los niños a lo más profundo del bosque, y allí encendemos una fogata para ellos, y les damos un pedacito más de pan, y enseguida nos vamos a trabajar y los dejamos solos. Ellos no encontrarán el camino de regreso a casa, y nos habremos librado de ellos 

Los dos niños escucharon lo que su madrastra le decía a su padre. Grethel lloró amargas lágrimas, pero Hansel le dijo: "No te desanimes, todo se resolverá". A la mañana siguiente la madrastra les dió un pedazo de pan a cada uno y los llevó al bosque para que ayudaran a cortar leña. Hansel y Grethel guardaron el pan bajo el delantal, y mientras caminaban lo iban desmoronando tirándolo sobre el camino para poder encontrar el regreso a casa.  Después se detuvieron a cortar leña y a hacer una fogata. Los padres les dijeron que se quedaran allí que ellos continuarían buscando madera.

Hansel y Grethel se quedaron dormidos y cuando se despertaron estaban completamente abandonados. Con la luz de la luna trataron de seguir el camino a casa, pero no había pan en el camino, los pájaros se habían comido todas las boronas de pan. Perdidos encontraron una casita que parecía hecha de azúcar y pasteles. Adentro vivía una señora muy pobre y buena que amaba a los niños. Les ofreció casa y comida, y les dijo que se podían quedar con ella, que ella los cuidaría como si fueran sus hijos.

Los niños crecieron sanos y fuertes y después de unos diez años, caminando por el pueblo con su nueva mamá, se encontraron con un hombre viejo de largas barbas que pareció reconocerlos. Este se les acercó y les preguntó como se llamaban: "Hansel y Grethel, señor". El hombre se agarró el corazón y cayó de rodillas, pidiéndoles perdón. "Hijos, soy su padre, los abandoné, perdónenme. Ahora tengo muchísimo dinero y pueden tener todo lo que quieran. Regresen a casa".

Los hijos lo miraron, miraron a su nueva mamá quien comenzó a llorar pensando que perdería a sus hijos adoptados, pero Hansel le dijo a su padre: "Lo lamentamos señor. Vivimos con esta señora pobre que ha sido como nuestra mamá. No nos da dinero sino amor, y eso es lo único que necesitamos para ser felices."

Hansel y Grethel tomaron de la mano a su madre y partieron hacia su humilde casa la cual estaba siempre llena de amor y felicidad.





 

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